sábado, 6 de diciembre de 2008

Monotonía

***

Creo que me he dado cuenta. Nunca me miraste.
En sólo un segundo creé el plan de nuestra vida juntos, lo que haríamos, de qué hablaríamos, nuestras sonrisas… incluso me aventuré a imaginar tu mirada, tan soñadora como la mía. Creí por unos segundos que te habías dado cuenta de que éramos el uno para el otro. “Un flechazo”, dijo mi lado romántico, “¡Vaya! Cupido finalmente se ha acordado de mí”. No… Ese pequeño dios efímero que nos da tanto como nos quita…. No, él no se ha acordado de mí… ni tú tampoco.
Sí soy esa chica a la que miraste un segundo con una sonrisa en la cara, a la que hechizaste sin quererlo. Soy esa niña tonta que sueña que alguien la quiere. Soy esa ficha olvidada que se queda quieta mientras el resto completa su propio puzle. Soy una historia aburrida, un libro sin trama. Soy esa luz que desprende una vela apagada. Sí, soy una exagerada… O no.
El resto del mundo crea sus vidas, me cuenta sus aventuras, su emoción cada día… Y yo mientras me incrusto la sonrisa pensando que sólo soy el prólogo de mi gran historia, que la novela de mi vida aún está por escribir. Pero no… Nada ocurre nunca en mí.
Pensé por un momento que tú sí me veías, que eras el héroe que me salvaría de la monotonía. Pero me equivoqué, porque tenías tu propia historia. Soy esa idea inconclusa, soy un dibujo a medias. No soy nada, pues nada me ocurre.
¡Quiero vivir! No me gusta ver como los días se van y sigo aquí. Hoy igual que ayer y mañana semejante.
Por favor, mírame aunque sólo sea una vez. Por favor, sólo para que pueda sentir algo nuevo.
Es horrible quedarse atrás.


***

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Se han ido

No se lo van a creer, pero... ¡He seguido con mi historia! Sí, la de Silvia, esa de la Julio. ¿Les suena una sombra? Bueno, pues seguimos ^^


Hace días que se ha ido… me sorprende que nadie se haya dado cuenta todavía. No puedo evitar girarme en cada esquina para asegurarme de que no son sus pasos silenciosos lo que oigo tras de mí. Cada noche me he asomado a la ventana buscando su presencia… Pero se ha marchado, tanto para bien como para mal, mi mal.
Supongo que es sólo cuestión de tiempo, no podrá seguir disimulándose su ausencia. Tengo que decirlo antes de que lo noten, si no doy yo la noticia pensarán que oculto algo, y no deben saberlo.
Mi padre es el que puede que mejor se lo tome, no es de preguntar demasiado, quizás no haya peligro. Si se lo digo lo suficientemente sorprendida puede que de verdad crea que no sé nada.
Encuentro a mi padre en el salón, de pie, con el teléfono en la mano y pálido.
Lo sabe. Seguro que lo sabe.
-Imposible… Dios mío no puedo creerlo.
Tenía que enterarse tarde o temprano. En unas horas la huída de Julio será noticia, y el silencio de Silvia diana para las sospechas. Pobre de mí… Por una vez tendría que haber hablado antes.
-Comprendo lo que quiere decir, sí, claro… -se pasa la mano por la cara, parece muy afectado.
Bueno… ¿Y ahora qué va a pasar? ¿Van a buscar a Julio? No creo que lo encuentren. No sé como funciona eso de la Sombra, pero no creo que salga en los radares.
-Bien, gracias por llamarme tan rápido, agradezco su ayuda… Gracias –papá cuelga el teléfono y mira por unos segundos al infinito, al parecer haciendo un repaso interno de sus sentimientos o de la noticia recibida.
-¿Papá…? - « ¿Ya te has enterado de que mi amigo resultó ser una sombra portadora de tristeza y maldad?».
-Silvia… Hija, ven, siéntate.
¿Sin gritos de sorpresa? ¿Sin reprenderme mi silencio? ¿Sin charla sobre la responsabilidad?
-Papá… Julio se ha ido, ha huido.
Por un momento me mira confuso. ¿Acaso no lo sabía ya? Sus ojos por un momento parecen temer que me haya vuelto loca.
-Silvia… ¿Quién es Julio?
Silencio.
¿Quién es Julio? Pues… ¿Lo ha olvidado? ¿Es una pregunta con trampa? No entiendo nada.
-Papá, Julio… -me detengo al darme cuenta del cambio de situación. Mi pare no recuerda a Julio…- ¿Con quién hablabas por teléfono? ¿Qué ocurre?
Pena. Consuelo. Parece que de pronto mi padre hubiese envejecido muchísimo.
-Silvia, siéntate…
-¿Papá, qué ocurre? Dímelo.
-Silvia…-una lágrima aflora en sus ojos- La abuela nos ha dejado. Al parecer ya era su hora. Finalmente la muerte se la ha llevado, cariño.
Lo escucho, lo entiendo. Lo entiendo tan bien que tiemblo. Julio se ha ido… y se ha llevado a la abuela. Julio vino a llevársela. No volverán; ninguno de los dos.
-¿Hija?
-Se han ido… Se han ido para siempre…
Y lloro.


Continuará...

domingo, 9 de noviembre de 2008

Carta al cielo

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Hola.
Lamento no hablar contigo más a menudo, dicen que es normal, la distancia y eso, pero de todas formas me siento culpable. Antes hablábamos mucho, bueno puede que no tanto, no te contaba todos mis secretos ni compartíamos cotilleos, pero hablábamos. ¿Sabes algo triste? El otro día quise recordar esos momentos y me di cuenta de que casi no recuerdo tu voz, sólo una ligera idea pero nada más. Y entonces me sentí culpable. ¿Será que no te escuchaba? Algunas veces te ignoré, pero claro es que tú siempre estabas ahí, eras esa persona, esa a la que siempre iba a tener recordándome las cosas, diciéndome que cuidado al cruzar, que estudiase, que me fuese a clase que no llegaba, que comiese más… Pero no me dijiste que te ibas a ir. Debiste avisarme de que era la última vez que nos íbamos a ver. Entonces yo no te habría ignorado, no me habría ido sin apenas mirarte. Si me hubieses avisado me habría quedado contigo, habría cogido tu mano y te habría dicho que te quería. Ahora ya no sé si tú lo sabías, yo no suelo decirlo y esa fue mi última oportunidad.
Sinceramente creo que es un asco esta separación, es una línea que nos hace sufrir. La vida es traicioneramente corta y en cuanto te despistas se te acaba o alguien cercano se te va. ¿Y a mí quién me asegura que volveremos a vernos? ¿Quién puede prometerme que volveré a verte? Nadie. No tengo pruebas ni la menor seguridad en que puedas escucharme desde donde quiera que estés.
Y yo que me he quedado aquí… nada, a seguir a delante, a hacer como si nada. “Es algo natural”, dicen, “no se puede remediar”. ¿Así que no, eh? Pues que bonito. Primero llegamos al mundo sin conocer nada, después nos hacen querer a los que nos rodean, la gente se empeña en darnos cariño y amor, en asegurarnos que nos quieren, y luego… se van, nos abandonan. “Yo te doy la vida, te cuido, te protejo, pero en cuanto menos te lo esperes te voy a dejar sola”. Pues no me gusta.
¡Já! Y yo que pretendía hacerte una carta diciéndote cosas bonitas… Bueno, supongo que “no se puede remediar”.
En fin… ¿Te has dado cuenta de que todo el mundo dice como una virtud lo de ser cariñosa? Pues mira tú que bien… “Ay, es que Laura es tan cariñosa… Qué buena es”. Sí, sí, todo muy bonito pero luego la que más se encariña, la que más cuida, la que más cerca está, es la que más sufre. A ver, no me entiendas mal, no cambiaría por nada ni uno de los minutos que pasé contigo. Esas noches que se supone que yo cuidaba de ti y no al revés, las tardes viendo la televisión mientras me preguntabas que tal las clases… No cambiaría nada de lo que tengo tuyo, nada, por un poco menos de dolor. Porque todo ese dolor es el amor que tengo que te echa de menos.
Vaya, parece que me he ido un poco por las ramas. Esto… Bueno, supongo que ha llegado la hora de despedirse, no un adiós, pues sea verdad o no pienso seguir pensando que me escuchas, pero un hasta luego.
Sólo quería que supieras que me acuerdo de ti todos los días, que lamento no haberte dado más abrazos o haberte dicho más veces que te quería. Lo siento.
Abuela, te voy a seguir echando de menos, y aunque pasen los años y puedas llegar a pensar que ya no te recuerdo, que ya sólo eres fotos viejas en la vitrina, te prometo que voy a pensar en ti más a menudo, que no voy a rendirme al tiempo que me borra tu imagen. Ahora, por favor, no te olvides tú de mí. Guarda al menos un poquito de espacio para mí en tus pensamientos.
Hasta luego.
Mime, te quiero.
Laura

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lunes, 20 de octubre de 2008

Amor

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Entre la sombras la encontré, la deseé, busqué su abrazo y lo recibí. Ella era pasión, era diversión, curvas de entretenimiento y el rostro del deseo. De piel morena y ojos oscuros, labios rojos como la sangre y dientes como perlas. La miraba y me regocijaba en su belleza, el deseo me embaucó y le entregué mi vida. Lástima ahora la mía, pues con el corazón roto y los años marchitos, me arrepiento. Me veo atado al sufrimiento, con toda una vida a mis espaldas. Sin nada ya que ganar, muerto en la batalla contra la belleza. Maldigo el día en que le vendí mi alma a ese demonio vestido de mujer, pues no había corazón bajo su pecho. Desengaño fijo el que me esperaba y frustrado me encuentro sin consolación. El día que volví a buscarla, cuando yo la necesitaba y todo lo mío le había ya entregado, me maldijo la arpía con su rechazo, pues ya no había nada de mí que le interesase. Ella no buscaba mi cariño y tarde lo comprendí, pues la mujer puede ser la perdición y el abismo por el que todos caen. Una y otra vez la historia había sucedido, pero, ¿por qué tenía yo que darme por aludido en el dolor? ¿Por qué iba a buscarme a mí la desgracia? Ya nadie está a salvo y es ahora cuando lo comprendo. Ella era mi deseo. Ella era pasión, era diversión, curvas de entretenimiento y el rostro del deseo. Es ahora cuando comprendo que hay algo que ella no era: amor.
***

viernes, 17 de octubre de 2008

Huida

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Corres.
Huyes.
Intentas escapar.
¿De qué?De todo, de nada, de todos, de ti…
Corres sin descanso, te alejas de todo lo que pueda hacerte daño; de todo lo que parece amenazarte; de todos los gritos incesantes; de los apuñalamientos; de las traiciones…
Te sientes como un animal herido, eres sólo lo que sobra. Eres el resto de una operación matemática, lo que entorpece la perfección. Eres algo que molesta, algo de lo que todos se acaban alejando. Te sientes como si en el fondo ellos tuviesen razón y tú no hubieses querido darte cuenta. Eres una ficha sobrante, un accesorio innecesario.Querrías desaparecer, dejar de existir. No morir, no más complicaciones, no. Simplemente no haber estado nunca aquí.
Querrías que tu vida haya sido sólo un mal sueño de alguien con un pésimo sentido del humor. Ojalá esa persona despertase y te dejase caer en el olvido tranquilamente. Ojalá no tuvieses que seguir así otro segundo más.Nada te ata a este mundo.
Nada hace que ese peso sea más ligero. Nada ni nadie puede ayudarte. Nada ni nadie quiera hacerlo. Es por tu culpa, por tu falta de encanto, por tu poca personalidad, por lo aburrida que eres… Nadie va a querer estar a tu lado.
No estás a salvo, las sombras van a perseguirte. Es de la oscuridad de lo que escapas, y dime cómo piensas despistarla si la noche ya se cierne sobre ti. ¿Cómo vas a salir de ésta? ¿Cómo vas a salvarte? No, ya no puedes hacer nada… Llora, sufre y amárgate, porque no se te va a ocurrir la manera dejar atrás este infierno. Es tu final…
Pero antes dime: ¿No lo has notado? ¿No has visto esas manos? ¿Esa sombra luminosa que te sigue? ¿Esos ojos que te buscan? ¿Esos pasos que resuenan siempre a tu espalda? ¿Acaso has ignorado lo más importante? ¿No has percibido lo más relevante de todo esto?
Dímelo antes de marcharte: ¿No te has dado cuenta de que estoy aquí para ayudarte?
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domingo, 5 de octubre de 2008

Te espero

Pues cosas que le surgen a una investigando a los administradores del foro y tras haberse leído la historia de Orfeo y Eurídice T.T Espero que les guste ^^ (aunque la mayoría ya lo han leido ¬¬)


***
Me tumbo en la hierba, cierro los ojos y te espero. El silencio me inunda y el bosque me acompaña. El viento mueve los árboles y el sonido de las hojas me sirve de nana. Te espero donde siempre, bajo los árboles, a la sombra, tumbada en la hierba. No hay nadie cerca pero no me siento sola, pues te estoy esperando. Es todo verde a mi alrededor, pero no lo veo, tengo los ojos cerrados. Te espero en silencio, tumbada, arrullada por el viento, con el canto de los árboles enredándome el pelo. Vienes a verme a mí, hace mucho que lo espero. Falta ya tan poco que respiro con nerviosismo. Atardece y el bosque va apagando las luces. Yo te espero, te espero tumbada en la hierba, en silencio, con la nana de las hojas, con el movimiento del viento. Ya te echo de menos y es que aún no has llegado... Fantaseo imaginándome tus miradas, pensando en lo que diré, en lo que diremos, pensando ya casi en nada. Juego con el pelo, con el viento, juego con mi nana y con el paso del tiempo. No llegas y me asusto, temo que no llegues que no estemos juntos. Temo el fin de mi todo, el principio de la nada. Quiero verte, necesito que llegues, que me abraces. Te necesito cerca pero no llegas y empiezo a dudar. Entonces, empiezo a perder la esperanza, y pienso en abrir los ojos. Giro sobre mi misma quedando de cara al camino y ahí estás, me miras, te veo. Pero ya es tarde. He abierto los ojos. Los árboles no cantan, ya no hay nana. El viento no me arrulla y vuelvo a estar de pie, frente a la puerta de un parque, frente al cartel. He abierto los ojos y ya no estás. Ya no hay bosque. El parque, un extraño para mí, hoy está cerrado. Parque de Ferrera reza el cartel... quizás venga mañana.


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miércoles, 17 de septiembre de 2008

No me ves

He dejado esto un poco abandonado, así que cuelgo un microrreltao que los que os pasáis por aquí ya habéis visto, pero bueno, por si un espíritu amable aparece y decide unirse a los comentarios del blog xD
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Ahí estás, te veo. Sentado, mirando a todos lados pero sin verme. No me sientes, no me conoces, no sabes quién soy. Pero yo estoy aquí, siempre lo he estado y siempre lo estaré. Te he observado, te conozco, conozco tus gustos, tus aficiones. Pero no, tú aún no me has visto, no te has fijado en mí. Estoy tan cerca que casi te huelo, ese aroma embriagador… ¿Por qué no me ves? Estoy aquí, esperándote. Y hace ya tanto tiempo que me ignoras… Te llamo pero no me escuchas y pronto no voy a aguantar más. Lo siento, por ti, por mí y por todo, pero necesito que me veas. Mírame aunque sólo sea una vez. Por favor…Ya está, lo siento, no aguanto. Has mirado hacia aquí y no me ves. Tus ojos brillan como siempre, con la luz de un atardecer. Quiero sentirte… Pero tú no me conoces, no sabes quién soy. Bien, me acercaré. No muy deprisa, no sea que te asuste, despacio, casi sin que lo percibas me situaré a tu lado. Sí, sí, ya estoy tan cerca… Tan cerca del tacto de tu piel, del brillo de tus ojos. Podría rozarte… podría sentir por fin tus manos. Y es que estás tan cerca. Creo que ya me ves, o por lo menos presientes que me acerco. Sí, no sabes quién soy, pero me acerco. ¿Me has oído llegar? He sido poco silenciosa… ¿Te avisaron de mi llegada? No, no creo. Tan cerca… estamos ya tan cerca… Busco tu aliento, cálido, ahí está buscándome. Tu corazón se acelera al reconocerme. Me miras a los ojos y me siento tan viva que podría volar. Me hundo en tus ojos, en su brillo, en su vida… Levanto lentamente mis manos y te abrazo, te tomo entre mis brazos, te atraigo hacia mí y por un momento eres mío. Es entonces cuando te pierdo. Como siempre, como todas las otras veces. Condenada, condenada a estar sola, a que no me vea nadie, porque si me ve… ya está perdido. Lo siento, por ti, por mí, por todo.
Descansa en paz.
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miércoles, 3 de septiembre de 2008

26 - Agosto - 08

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Viaje de ida a las Américas (110) - 4'70
Tour por las Américas equivocado (467) - 0'00
Tour por las Américas acertado pero desaprovechado (467) - 0'95
Viaje de vuelta a Santa Cruz (110) - 4'70
Pasar un día con tres amigas en la piscina - No tiene precio.

Hay cosas que el dinero no puede comprar; para todo lo demás: bonobús.
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Foto: En una hora de viaje con Lauris y Silvia da tiempo a muchas cosas: a peinar el pelo de Silvia (toda una odisea T.T), a inventarnos una mezcla de las 4 (incluyo a Ana) y ponerle nombre xD y de paso para sacer fotos de la costa ^^

viernes, 29 de agosto de 2008

Porque Claudia ya no estaba

...
El jarrón estaba roto. Las flores mustias.
Claudia ya no estaba en la casa, se había ido. Para siempre. Se lo habían dicho, ella ya no volvería. Las flores que le había regalado seguían en el jarrón, pero hacía ya demasiado tiempo que nadie las cuidaba. Porque Claudia ya no estaba, y él se había quedado solo. Una casa demasiado grande para una sola persona. Una vida demasiado larga para vivirla solo. Porque Claudia ya no estaba. Había sido rápido y por alguna razón las cosas habían pasado. Claudia se había ido y no lo había llevado con ella. Se había marchado y se lo había llevado todo, todo menos a él. Y es que Claudia ya no estaba. Mirase donde mirase sólo veía a Claudia y eso lo estaba matando. Le mataba verla y no sentirla, le mataba imaginarla lejos. Porque Claudia ya no estaba. Tiró el jarrón al suelo y las flores se resquebrajaron. Lloró en silencio y gritó al cielo. Porque Claudia ya no estaba. Su ropa en el armario, su perfume en el tocador, sus pinturas en el baño, pero Claudia ya no estaba. Deseó que su vida se acortase, que el corazón frenase su carrera, que su último viaje fuese irse con ella. Pero no veía la salida, no estaba allí. Miró de nuevo a su alrededor, pero Claudia ya no estaba. El jarrón roto y las flores en el suelo; el corazón en un puño. La amaba, la quería, la necesitaba… Pero Claudia ya no estaba. Quería huir, correr, salir de allí y estar con ella. Abrió la puerta y cogió el coche, sólo quería estar con ella. Aunque sabía que Claudia ya no estaba. Frenó de golpe ante la verja negra. Atravesó pasillos con olor a flores y tristeza. Buscaba a Claudia, quería verla. Torció en la esquina y la vio. Pero Claudia ya no estaba. Sólo quedaba de ella el nombre y el vacío.

Claudia Martínez García
15 de Julio de 1971 – 25 de Agosto de 2008
Amada esposa.

Porque Claudia ya no estaba.
...

miércoles, 20 de agosto de 2008

Despedida

Bien, aquí estoy yo, cansada, viendo borroso por culpa de abrir los ojos en la piscina y con la cara ardiendo porque creo que me quemé T.T Hace ya *cuento con los dedos* 16 días que volví de mi viajecillo y por fin me he diganado a escribir xD Es bastante largo para lo que os he acostumbrado ultimamente y en mi opinión está bastante bien, pero es posible que tenga faltas becauseeeee lo he escrito a medio dormir (mi mejor momento en imeginación, pero el peor en redacción) así pues disfrutadlo y devoradlo.


La Sombra me atrapa, caigo al suelo y esa masa de oscuridad se coloca sobre mí. Siento que me atrapa las manos y soy incapaz de moverme. Tiemblo, lloro e intento gritar, pero al parecer ya no tengo fuerzas ni para eso, todo queda en un pobre suspiro de socorro. Dos grandes esferas completamente negras se acercan a mí, me observan según creo deleitándose con su caza. No puedo aguantar más, estoy muerta de miedo, sé que voy a morir e imaginarme la forma hace que tenga incluso más miedo. Tras un último vistazo a los ojos de la Sombra cierro los míos con la esperanza de no tener que sufrir demasiado. Espero el dolor en silencio, con el único sonido de los sollozos que ya no controlo… Pero no llega. Ni desgarros ni muerte fría ni nada, no siento nada. La sombra sigue ahí sobre mí con esas esferas de oscuridad observándome, pero no parece tener intención de nada más. Lo miro temerosa preguntándome el porqué del cambio. La respuesta está ahí, en sus ojos, unos ojos buenos y tristes que me miran pidiéndome perdón. Vuelve a ser una mirada humana, la mirada de la presa y no la del cazador. Los ojos negros de Julio han vuelto. Sus manos son las que me sujetan ahora sin fuerza, y entre ellas me dejo caer cerrando los ojos.

Me alejo hasta apoyarme en el árbol más cercano. Siento cada músculo de mi cuerpo en tensión. Estoy agotado, casi no puedo mantenerme en pie. Es la primera vez que logro imponerme a la sombra, la primera en mucho, mucho tiempo… espero que no sea la última, por el bien de todos. Me armo de valor y cogiendo aire me giro de nuevo hacia ella que sigue en el suelo inconsciente, su cara está pálida y sus manos algo magulladas de haberlas apretado con demasiada fuerza. Por mi culpa, siempre por mi culpa…

Abro ligeramente los ojos, está muy oscuro y tardo en orientarme. En cuanto reconozco los muebles está claro, estoy en mi cuarto. Sin embargo no recuerdo cómo he llegado hasta aquí… Un momento, no estoy sola. Julio está junto a la ventana, mirándome apoyado en la pared, parece preocupado por algo, o quizás por alguien. No me muevo de la cama, sé que no me hará daño, pero hay algo dentro de él en lo que no confío. Me mantengo en silencio hasta que se da cuenta de que he despertado y suspira en lo que me parece un momento de alivio. Lo miro aún afectada recordando. Él parece avergonzado, se mueve con nerviosismo, entendiendo claramente que ya ninguno de los dos se siente cómodo.
-Yo… sólo, sólo… -me incorporo un poco intentando acercarme a él, pero Julio retrocede mirándome a los ojos; los suyos están enrojecidos, debe de haber estado llorando- Sólo quería asegurarme de que estabas bien –y tras una última mirada que parece querer decir muchas cosas, dice-. Adiós, Silvia, ha llegado el momento de que me vaya.
Se vuelve hacia la ventana y la abre con la intención de irse.
-¡Espera! –temblando y aún sin mucha seguridad en mis pasos me acerco de nuevo a él- Yo… no sé qué… -me manda a callar poniéndose un dedo en los labios.
Me mira despidiéndose con los ojos y me acaricia la mejilla con un gesto de casi dolor en la mirada. Cierro los ojos queriendo poder olvidar todo lo que ha pasado hoy excepto este momento… pero no puedo, han sido demasiadas cosas como para olvidar. De pronto noto a Julio acercarse y rozar mis labios con los suyos. No quiero que pasen los segundos pues sé que es un beso de despedida, pero estos traicioneros momentos corren como si quisiesen huir y pasa, pasa muy rápido. Cuendo quiero darme cuenta Julio ya se aleja por entre las sombras que el bosque crea al caer la noche.


Continuará...

El capítulo de No quiero creer, el de los pensamientos de Silvia se podrías decir que se cancela, no sé si lo borraré, pero es que me da un poco de pena y no sé muy bien qué voy a hacer con él, pero por ahora que sepáis que es como si no existiera. El orden de escritura no estaba demasiado correcto, así que anulado -.-U

viernes, 25 de julio de 2008

Persecución

Hola amigas ^^ (Y Kiryl, creo, pero espero que no esté leyendo ésto porque se supone que él lo sigue en el Foro ¬¬) Aquí os traigo un nuevo trocito ^^ Admito que es corto y que podría haberlo continuado hasta darle un tamaño más decente, pero es que entonces le quitaba toda la tensión xDD Disfrutadla porque no sé si pondré más antes de irme de viaje :P



Me siento encerrado en la oscuridad más profunda. Estoy rodeado de sombras del pasado, cubierto de noches y avasalladlo por los silencios. Estoy atrapado. No veo nada. Pero sé donde estoy. De nuevo encerrado en algún rincón de mi mente comprendo que esa sombra de maldad que me posee de vez en cuando ha vuelto a vencerme una vez más. Me muevo, si es que hay algo que mover, puesto que no tengo cuerpo en este momento, y exploro, como tantas otras veces, mi propio interior. Nada. De nuevo solo. Me preparo para sumirme en el despreocupado y quizás egoísta sueño al que ya me he acostumbrado. Pero en el instante en que pienso que ya nada puede sorprenderme oigo un ruido. Oigo pisadas de alguien que corre y oigo sus resoplidos de desesperación y de miedo. Casi puedo verla huir por entre los árboles, huir de mí. Silvia. Su miedo aumenta y con él la fuerza del que me posee. No puedo hacer nada, sólo mirar como un espectador en medio de una catástrofe, ver como mi amiga es perseguida y cazada por “algo” que ni siquiera yo llego a comprender. Sufro. No quiero ver como la destrozo, como la cazo. No quiero que muera. Pero, ¿qué puedo hacer yo? No soy más que el envoltorio de la maldad, no soy su dueño y no puedo darle órdenes. Sé que pronto la alcanzaré, oigo su corazón acelerarse, oigo su respiración agitada y las ramas partirse a su paso. Siento su dolor, su miedo y desconcierto; y por encima de todo siento el entusiasmo de mi propio ser al saber que pronto caerá.
«No quiero, me niego. Para.» Intento opbligar a mi propio pensamiento a detenerse, y por un momento casi creo notar que reduzco la velocidad de la persecución, sin embargo todo debe de ser una alucinación, porque Silvia cada vez está más cerca «¡Aléjate de ella!» De nuevo mi cuerpo corre y sigue ganando espacio, ya apenas cuatro metros me distancian de mi amiga «¡Aléjate!» Nada, sigo corriendo «¡Obedéceme!» Siento la desesperación invadirme, ya sólo quedan dos metros entre nosotros «¡¡Obedéceme!!» Un metro «¡¡Obedé…!!» La he alcanzado.

«¡¡¡Nooooo!!!»


Continuará...

martes, 10 de junio de 2008

Ceguera

¡Mirad! He tardado una semana a lo sumo ^^ Jijiji, creo que este capitulillo (teniendo en cuenta el tamaño no sé si llega a merecer este calificativo) os va a gustar. Os presento el poqueño cambio del que os hablaba:



No veo nada, estoy ciego, ante mí sólo encuentro oscuridad, sólo tinieblas… Estoy ciego, pero no ha sido la luz lo que me ha cegado, ha sido el dolor, la rabia, la tristeza, la amargura de sentirme sólo… No hay nada cálido a mi alrededor, simplemente el frío que invade todo mi cuerpo desde hace ya tanto tiempo… He caído al suelo y me temo que ya no tengo fuerzas para levantarme. Me pregunto qué pasaría si me rindo, qué pasaría si decidiese dejarlo todo y marcharme, ¿me echaría alguien de menos? ¿Se preguntarían qué fue de mí? ¿Llorarían mi ausencia de igual forma que yo lloro ahora por sentirme muerto? Quién sabe… tal vez sí. Lástima que no vaya a ocurrir, sigo siendo demasiado cobarde, tanto como antes, tanto como aquel día…
Cuando estás solo, cuando no tienes a nadie, cuando estás desesperado y no sabes qué hacer, es entonces cuando una sensación fría y horrible te recorre el cuerpo y hace que te sientas lo suficientemente miserable que serías capaz de vender tu alma al demonio. Y si es justo entonces cuando mueres, cuando un accidente de coche acaba con tu vida y debes elegir… ¿qué haces?
La pregunta que tuve que hacerme hace dos años, la misma que me atormenta cada día. Me moría, me alejaba de todo lo que conocía, y me dieron a elegir, podía irme, marchar con mis padres que ya habían decidido ir “a un lugar mejor”, o podía quedarme, vivir una vida prestada, un tiempo regalado, seguir viviendo, pero estando muerto. Y es que como ya he dicho, cuando te sientas atrapado, solo y sabiendo que nadie más va ayudarte empiezas a plantearte cosas, cosas de las que más tarde te arrepientes.
Aquel horrible día lleno de sangre y dolor se convirtió en un nuevo principio para mí, una nueva oportunidad de vivir. Y la acepté, decidí no dejarla pasar, aprovecharme de lo que aquel túnel de oscuridad podía darme. Pero ahora… tirado en la nieve, muerto por dentro, vacío y sin alma siento que esta carcasa a la que llamo cuerpo está volviendo a dejar de responderme, de nuevo he recaído, de nuevo vuelvo a la oscuridad. Gradualmente vuelvo a recuperar la visión, poco a poco y lentamente, viendo todo borroso y sin forma coherente. Tal vez haya pasado por hoy, tal vez… un ruido. Giro la vista tan rápido como mi estado me lo permite y la veo, Silvia. Ella mi mira entre pena y terror, veo en sus ojos el rechazo, el dolor, la angustia… el miedo. Y no puedo soportarlo, vuelvo a quedar ciego y caigo en el profundo agujero de oscuridad que es mi alma. Lo último que veo antes de perder por completo el control es a mi única amiga correr, huir de mí, o al menos de en lo que me he convertido.


Continuará...



Por favor comentad T.T

jueves, 5 de junio de 2008

No quiero creer


Que sí, que ya sé que este es bastante más corto, pero es que es el final T.T Lo siento chicas.

Nueve horas más tarde

No me lo puedo creer, no puedo, no puedo, no puedo… y no quiero creerlo. Julio no puede ser de ningún modo la sombra que anda por el bosque. Julio es mi amigo y nunca le haría daño a nadie. Aunque… ¿De verdad conozco tan bien a un chico que no hace más que unos meses que entró en mi vida? La respuesta permanece en mi mente por más que intento olvidarlo. Julio, tumbado en el suelo cubierto de nieve con los ojos completamente negros mirando distraído a la nada. Tengo miedo.
De repente alguien toca a la puerta de mi habitación. Lo ignoro permaneciendo quieta en mi cama.
-Silvia, sal, corre. La abuela ha llegado.
A desgana y sin mucha seguridad en mis pasos salgo y saludo a mi abuela. Después, tras pasar un rato intentando atender a conversaciones que ahora carecen de interés para mí, me disculpo diciendo que me encuentro mal. Siento no poder celebrar como Dios manda Noche Buena, pero realmente creo que mi estado de ánimo no alegraría demasiado el ambiente. Con recuerdos oscuros aún en la cabeza me acerco a la ventana. No sé si lo que espero ver es a Julio transformado en La Sombra o simplemente tengo una vena masoquista que me pide algo más de regodeo en el dolor.
Tras un buen rato ahí plantada me doy cuenta de lo que yo misma me estoy llegando a plantear. No es que crea haber visto mal ni mucho menos, pero me temo que mi vida no es ninguna película de ciencia-ficción y según tengo entendido esta clase de cosas no ocurren en la vida real. No, a nadie se le aparecen sombras que vigilan por la noche y acuden a clase de día. Ya no sé qué es realmente lo que quiero creer. Puedo aceptar que estoy loca y seguir creyendo que hay monstruos debajo de mi cama o hacer como si nada hubiese pasado y confiar en que con el convencimiento suficiente en ello las sombras desaparecerán.
Me separo de la ventana aún confusa y me acuesto haciendo honor a mi propia excusa, realmente no me siento bien.

Fin.

Jajaja, es broma, tontas, lo sigo pero digamos que va a haber un pequeño cambio, por lo menso en el siguiente, además me apetecía asustaros ^^ Ahora en serio:

Continuará...

sábado, 31 de mayo de 2008

¡Botones! T.T


Bien... digamos que estoy en plena guerra con los llamados "botones", más conocidos por mí como pequeños traidores escurridizos ¬¬ A ver, todo el que me conoce sabe que soy una persona un poco exuberante -.-U y resulta que por ello los botones se han aliado en mi contra, el que no se desabrocha salta en busca de un lugar menos tirante y si no... pues está en el lugar equivocado.

Hoy finalmete me deshago, este acoso ha durado demasiado. No os voy a dar más detalles porque es posible que me denuncien o algo xDD


(No me hagáis demasiado caso...)





*Laurita*

sábado, 26 de abril de 2008

El nuevo doblaje ¬¬


Bueno, esta entrada se la dedico a mi buen amigo Disney, un tipo muy simpático xDD

Bien, se podría decir que esto es una queja contra que al hacer nuvas versiones en DVD de las películas Disney, cambien el guión, porque no sé si lo habréis notado, pero no dicen lo mismo. Vaaaale, puede que sólo una colgada como yo se sepa de memoria las frases de las palículas, pero es que me fastidia muchísimo en las canciones, porque de tanto escucharlas de pequeña pues me las acab´ñe aprendiendo y ahora... pues que estoy tan tranquila cantandola y va la peli y dice otra cosa ¬¬ Mira que no saberse la canción... ¡Además, les ponen voces distintas! Estoy dolida con los nuevos doblajes. Así que quiero que escuchéis atentamente:
La Sirenita, la de siempre, la única, ¡la de verdad! (sin botox xDD):

http://es.youtube.com/watch?v=k-q3kwBtQuQ

Y ahora la nueva versión, con una letra en mi opinión más cutre ¬¬ (subtitulado y todo para que veáis. Bueno a la mitad empiezan otras, pero agua y ajo que no encontré otro >.<>

http://www.youtube.com/watch?v=CI7vp1HEWlk&feature=related

Bueno, no creo que nadie vaya a cambiar los doblajes porque a mí no me gusten, pero bueno me apetecía decirlo xDD Eso sí, tengo una buena noticia, si vas a la opción de elegir idioma, al escoger "mexicano" (o latinoaméricano, no me acuerdo) nos sale el de siempre, así que después de casi deprimirme conseguí ver la peli con las frases que yo conozco ^^

Gracias por aguantar mi indiganción xD

Besotes:

*Laurita*


domingo, 20 de abril de 2008

Blanco y Negro


No sé si os acordaréis de mí, pero sí, soy yo, la historia de este blog, esa que lleva meses sin parecer por aquí... Por fin he conseguido salir de la cabeza de Laura y ¡he vuelto! Espero que no os decepciones este reencuentro. Disfrutad este trocito, porque es posible que no vuelva hasta dentro de bastante tiempo T.T la vagancia de la escritora es la culpable.


Jamás imaginé que pasaría así el día de Navidad. Mis perspectivas eran una cena familiar de tres personas y como mucho un par de pasteles. Pero tal y como ha ocurrido con todo últimamente, no ha sido como lo imaginaba. Todo empezó cuando decidí que el frío no podía ser un impedimento para que yo saliese de mi casa. Bueno frío es decir poco, pero es que si lo piensas como agua congelada caída del cielo junto a tus pies y cayendo peligrosamente cerca de tu cara, pues… que no te apetece tanto salir de casa.
No creí que las vacaciones pudiesen resultarme tan aburridas, sin tareas, ni nada que hacer, mi única ocupación era hacer la cena, y la verdad es que no me parecía que las diez de la mañana fuese un buen momento para empezar a cocinar. Así que me cubrí de abrigos hasta las orejas y salí de casa. Una vez más el Polo Norte me recibió entre viento y nieve empujándome hacia detrás. Por cada dos pasos que daba retrocedía uno y así, a una velocidad que hasta los caracoles superan, recorrí varias calles, sintiéndome entre estúpida y ridícula. Lo bueno es que debido al mal tiempo no había nadie por allí para verme. Por muy repetitivo que me resulte me dirijo a la taberna, que es el único lugar con una pizca de vida en este recóndito pueblo alejado de todo. Como siempre tras la barra está Mateo que me saluda aburrido mientras continúa haciendo su solitario. Descargo algo del hielo que se me ha pegado en los últimos cinco minutos a la ropa y le hecho un vistazo al establecimiento. Todo está como siempre, las mesas repartidas por la habitación, las paredes de madera, y el techo lleno de telarañas demasiado altas como para que a nadie le apetezca quitarlas. Bueno, al menos había algo que no cambiaba, la taberna se mantenía imperturbable. La chimenea está encendida -¡por fin algo de calor!- y Mylord se encuentra tumbado frente a ella. Lo único raro de la imagen es que Julio no está allí, ni rascando a Mylord detrás de las orejas ni sentado a su lado. En los últimos días ha sido raro ver a uno sin el otro, casi se podría decir que se persiguen el uno al otro, pero ahora… ¿dónde está Julio?
-Mateo, ¿Julio está arriba?
Deja a un lado la baraja y me mira pensativo.
-No, creo que no. Lo vi salir muy pronto y a menos que no lo haya visto –téngase en cuenta que no hay mucho movimiento por aquí ahora mismo- debe de seguir por ahí.
-Entiendo…-en realidad no, ¿adónde se le ocurre ir con este frío?- ¿No sabes a dónde ha ido?
-No, no me lo dijo, aunque tampoco es que yo le preguntase –por una vez desearía que Mateo fuese más cotilla.
En cuanto me alejo un poco de la barra continúa tranquilamente con su solitario. Bueno, mis posibilidades se dividen en: volver a casa y mirar el techo las próximas diez horas; quedarme en la taberna y ponerme a hacer solitarios con Mateo; o buscar a Julio. Bien, creo que mi decisión es obvia.
No se me ocurren muchos lugares a los que haya podido ir, el bar de mi padre está casi al otro lado del pueblo y no creo que haya ido allí, el colegio está cerrado y él, que yo sepa, no tiene ningún otro amigo al que ir a visitar. Veamos… bueno, siempre puedo pasear un rato y ver si por arte de magia aparece ante mí. En el peor de los casos al menos habrá pasado algo de tiempo. De nuevo salgo a la calle y avanzó sin rumbo fijo por grandes pasillos de nieve sin nadie a la vista. Recorro el pueblo, en parte divertida imaginándome en medio de un paisaje completamente blanco, allí, justo en medio, con mi chaquetón negro. No es que disfrute congelándome, pero la verdad es que no me disgusta demasiado la imagen que debo de dar, ahora que no nieva –milagro, sí, podría llamarse así- una imagen bastante interesante. Lástima que no haya nadie para verla. Finalmente, y tras haberme recorrido la mayor parte del pueblo sin encontrar si quiera la sombra de Julio, decido que morir congelada a causa del aburrimiento tampoco es algo que me apetezca, así que vuelvo sobre mis pasos de nuevo hacia la taberna. Al llegar a la puerta, algo desanimada miro a mi alrededor y observo con sorpresa que hay algo entre las ramas más cercanas del bosque. Se me erizan los pelos del cuello recordando La Sombra, la persecución por el bosque, la ventana… No puede ser… En contra de lo que me dice la cabeza que debo hacer –entrar en la taberna y olvidarme de todo- avanzo despacio hacia la oscuridad que forma el bosque. Con pasos inseguros y las manos temblándome llego hasta la linde, no veo nada que se parezca a la sombra, sin embargo, oigo algo. Son apenas susurros, pero juraría que hay alguien allí, hablando… no, hablando no, está llorando. ¿Julio? Sin pensar si quiera en los avisos de mi padre ni en lo que yo misma he vivido en el bosque, entro y casi corro hacia el foco de los llantos. En cuanto llego lo veo, allí, en el centro de un pequeño claro, tirado en el suelo y encogido sobre si mismo, está Julio. No estaba equivocada, es él el que lloraba. No se da cuenta de mi presencia y yo decido no darla a conocer. Permanezco allí de pie, mirándolo confusa, sin llegar a entender completamente qué es eso tan extraño que me mantiene inmóvil. ¿Qué es? Quizás es que todo está tan… oscuro. Tan frío, tan negro, tan… muerto. Miro de nuevo a Julio y de repente noto lo que tanto me extrañaba. Está completamente envuelto en un halo negro, como si atrapase toda la oscuridad que nos rodea. Tiemblo de arriba abajo, pero ya no es por el frío. Retrocedo un paso, pero la mala suerte quiere que al hacerlo pise una pequeña rama que al romperse hace un ruido semejante al de cuatro troncos. En cuanto miro de nuevo hacia el claro Julio ya no está allí, solamente encuentro los dos grandes ojos oscuros que hasta hace unos segundos eran de mi amigo y que ahora son parte de La Sombra. De nuevo no puedo evitarlo y echo a correr.


Continuará...

Hasta dentro de un par de siglos T.T

miércoles, 9 de abril de 2008

¿Soy burra?

This is my hand... T.T

Hola!! ^^ Bueno, con esto de que ahora también publico sin poner capítulos de mi querida pero atascada historia (llo siento chicas, de verdad que dentro de poco me centro más en escribir T.T) este, mi blog, está siendo actualizado más amenudo. Por si no se lee muy bien yo os lo digo, eso de allí arriba es mi mano y sí, lo que pone es: ¡Yo soy burra! Y no es que yo sea una persona desmoralizada ni que me guste decir que soy tonta (¡pero si yo soy la caña de España!) Pero... es que tengo ciertas compañeras de clase muuuuuyyy simpáticas xD Y claro qué iba a saber yo que era BURRA lo que me iba a a escribir en la muñeca (porque primero me lo escribió en la muñeca ¬¬) Así que en unos segundos quedé marcada de tonta -.- Y algo tonta debo ser, porque cuando ya me lo había lavado de la mano dejé que me lo escribiese otra vez en un lugar en el que era menos probable que me lo viese algún profe (Habría sido horrible... Me imagino a cierto profesor preguntándome por qué tengo escrito que soy tonta en la mano -.-U) Vamos que me pasé dos horas enteras con el brazo pegado a la mesa y levantando siempre y solamente la mano izquierda (¡Qué yo soy diestra, por Dios...!) Y claro para dejar claro que soy tonta voy y al llegar a casa le hago una foto al bello piropo... Empiezo a pensar que mi amigüita tampoco iba tan desencaminada xD

Bueno que ya sabéis...


¡ANA NO VE AL BURRITO!
¡ANA NO VE AL BURRITO!
¡ANA NO VE AL BURRITO!

*Laurita*

P.D: Silvia... ¡Mis bolis aún claman tu piel muajajaja...!

martes, 25 de marzo de 2008

¡Cuántos libros!


Bueno, ayer fui (por primera vez en mi vida T.T) a la biblioteca, y me pareció que estaría bien que hicese un pequeño comentario sobre mi GRAN aventura. Lo primero es que (seguramente jamás lo hubiéseis adivinado) ¡ES UN LUGAR COMPLETAMENTE LLENO DE LIBROS! Jajaja, bueno tened en cuenta que nunca había visto un sitio así aparte de la biblioteca del colegio (la cual está bastante mal surtida en lo que se refieren a novelas juveniles ¬¬) o mi propia casa (cuyos libros son casi todos de mi padre y no me gustan. El caso que estaba repletito de libros de todos los tipos y de todos los tamaños y colores. Eso sí que me hizo gracia, cuando estás en una casa o en cualquier lugar en el que alguien se dedique a guardar sus libros, los ves casi siempre colocados seguiendo algún orden, tanto por el color, por el tamaño o por el estilo. Allí no, estaban juntos (ordenados alfabéticamente por el apellido del autor, según pude entender) casi sin importar el aspecto que daban o si quedaba mejor que se juntase ese con aquel o con el otro, esos libros no son de ningún modo un mero decorado, están allí para ser leídos. Me dieron unas ganas increíbles de llevarme alguno (en esos moemntos olvidé por supuesto que tenía que estudiar y que me encuentro a la mitad de varios libros T.T) peeeeeero, cómo no, no pude, simplemente porque mi querido colegio que desde siempre nos hace la foto del curso y la individual, y justo este año, uno de los pocos que en que las he necesitado, resulta que las fotos de "carnet" que nos han dado un un poco bastante más grandes ¬¬ Así que hala, me quedé sin libro y sin nada, pero disfrute de un grato paseo por al menos dos pisos completamente (esto es relativo) dedicados a que la gente pueda leer todos los libros que quiera GRATIS (siempre me ha encantado esa palabra :D) Así que si te ha pasado como a mí no has ido a la biblioteca, ¡corre!

Gracias Lauris :)



*Laurita*

sábado, 22 de marzo de 2008

Súper Lauras S.L.: Lo básico XD

Bueno, en realidad esto es una de las mayores paridas que se han podido inventar, pero como más o menos se podría decir que yo soy la copresidenta de esta gran parida me veo en la obligación y en el derecho de publicar ciertos aspectos de nuestra querida empresa aquí :P
Lo primero creo que debe de ser una pequeña presentación de las integrante y duras trabajadoras de esta nuestra empresa:

· Miembros ejecutivos de la empresa:
1- Laura B, Copresidenta y Fundadora: leer, escribir, pasarlo bien, chatear, voley, reírme con los amigos, quedar, escuchar música, resolver problemas de lógica…
2- Laura H, Copresidenta: leer, escribir, Messenger, ver la tele, jugar a los Sims 2 y todo lo que signifique hacer el vago en general
3- Laura C, Vicepresidenta: reírse, escuchar música, ver la tele, jugar a los Sims 2
4- Laura F, Secretaria Ejecutiva: anime, manga, animales, escuchar música, compañeros de clase, las chuches, los videojuegos…
5- Laura Ca, Tesorera y miembro mayoritario de la empresa: ni idea.


Ahora me gustaría dejar claras unas normas (las cuales son bastante quebrantadas, sshh...):

· Principales leyes de la empresa:
-Artículo 2 y medio del 6º libro: no saber el nombre de la empresa y/o el día de su fundación es delito de estado.
-Artículo 3.5 epígrafe 4: no poder o no tener tiempo para hablar con otra Laura es un grave delito.
-Articulo 3'48: no cuestionaras las decisiones de otra laura, y menos si es tu superior.
-4º tomo, sección 3ª, norma 5: Molestar a otra Laura cuando intenta concentrarse en un trabajo urgente queda prohibido.
-Artículo 7.3 b): Insultar a otra Laura, o insinuarlo, es castigado con la muerte.
-Artículo 7.8’3: defender hasta la muerte a cualquier Laura es un deber ineludible.


Bueno, quien quiera unirse siempre tendrá un huequito entre nuestras filas, sólo hay un requisíto indispensable: Tienes que llamarte Laura (Hoy en día es un requisito que cumple demasiada gente)

Bueno, no sé si yalo habréis notado pero intento darle un toque de color a esta sección del blog. No es que no me guste como está la otra, pero... es que soltar todas estas tonterias en unos colores tan serios... va a ser que no. Bueno me despido y hasta que se me ocurran más tonterías (se me ocurren demasiadas me refiero a las que son dignas de escribir aquí) o me dé un brote de inspiración con mi pobre historia la cual he dejado un pelín desatendida, me temo que no volveréis a leerme... Podrías fingir tristeza por lo menos, ¿no os parece? ¬¬ (XD)

P.D: Lauris, te dedico el color verde XD^

*Laurita*

domingo, 10 de febrero de 2008

Bolas de cristal

Esta vez he tardado bien poco, así que no quiero quejas XD Espero que el tiempo no influya en la calidad y que os guste. Disfrutadlo.

Si antes hacía frío, ahora podríamos decir que hemos vuelto a la Edad de Hielo. Ha comenzado el invierno, y según se acerca la Navidad las lluvias van desapareciendo siendo reemplazadas por fuertes nevadas. Las cuales, poco a poco están convirtiendo Lópezville en una de esas bolas de cristal en las que si las mueves ves caer copos de nieve sobre un pequeño pueblo. Es así como me siento últimamente, como alguien que está dentro de una bola de cristal a la que alguien no para de agitar. No he olvidado que hay algo ahí fuera que, por alguna extraña razón, me vigila, una sombra intangible que últimamente puebla mis pesadillas. Sin embargo, intento no pensar en ello. Después de todo en un pueblo tan pequeño como este si empiezas a decir tonterías es fácil que te conviertan en “la loca del pueblo”. Llevo ya cerca de una semana esperando este día, y por fin ha llegado. Podré descansar de la rutina durante al menos unas semanas, las vacaciones de Navidad son desde luego una de las mejores ideas que ha tenido el ser humano. Se acabó madrugar y salir de casa antes de que haya salido si quiera el Sol (el cual tampoco es que caliente mucho últimamente, pero algo es algo), se acabó soportar las gélidas miradas de Alicia y la indignante ignoración de Alex, aunque tiene mérito lo del chico, ignorar a dos de las cuatro personas con las que pasa la mayor parte del día, no es algo que pueda hacer cualquiera. En fin, se acabó (por ahora).
La abuela nos ha escrito desde, como ella misma lo describe, la endemoniada prisión en la que no la dejan hacer nada, también conocida por el hotel en donde está pasando esas largas vacaciones que le recomendamos. La carta no es más que una gran lista de quejas y órdenes tras las cuales se despide (en mi opinión) de una manera seca y poco cariñosa.
Tras dormir trece horas, las cuales considero un descanso merecido, decido levantarme de la cama y echarle una ojeada al mundo, es decir, a la pequeña miniatura que dispongo de él. Al rato queda claro que al menos en algo me parezco a mi padre, él aún sigue durmiendo. Me doy una ducha larga y me viso lo más abrigadamente que puedo. Salgo de casa en busca del que se está convirtiendo en MI amigo. Al entrar en la taberna veo a Mateo tras la barra. Está bastante mejor desde la última vez que lo ví, Mylord debe de haber mejorado.
-Hola, Mateo. ¿Cómo estás? ¿Y Mylord? He oído que algo lo mordió en el bosque.
Me mira con los ojos cansados, como si hubiese estado muy preocupado últimamente. Finalmente sonríe.
-Está mejor. Fuera lo que fuese lo que le mordió no pudo con él. Es un perro fuerte.
No puedo evitar sonreír yo también, no es que me caiga mal Mylord, pero es que siempre me ha hecho gracia la forma que tienen las personas de hablar de sus mascotas, esa mezcla de orgullo y casi admiración. A veces pienso que lo que necesita la abuela es un perro, así me dejaría un poco más tranquila a mí. Sería interesante verla con alguien a quién cuidar…
-Me alegra saberlo. Oye, ¿has visto a Julio?
-Claro, está fuera ¿no lo has visto al venir? Está con Mylord. Desde luego Georgina hizo bien en traer a ese chico, es una buena persona.
-Eh… Sí, claro, supongo. Bueno, ya nos veremos.
Tal y como ha dicho Mateo ahí está Julio. Salta a la vista que Mylord tiene mucho mejor aspecto, lleva una venda en una de las patas delanteras, y aunque cojea un poco eso no le impide jugar a lo loco con mi amigo. De repente, veo como un montón de pelo negro salta sobre mí y empieza a lamerme la cara. Razón número uno por la cual nunca me han vuelto loca los perros: exceso de babas.
-Ya Mylord, ya. Mylord, por favor, ¡déjame ya!
Causo tal impresión en el perro como se la causaría una mosca, simplemente soy un ruido molesto. Julio se acerca tranquilamente divertido con la escena que debo de ofrecer.
-Mylord, ven- apenas lo susurra, pero allí está el desvergonzado perro, tranquilito y bien sentado a su lado. Segunda razón: No estaría claro quien somete a quien.
-¿Estás bien, Silvia? Te veo un poco…
-¿Babada?
-Sí, se podría decir así- sonríe divertido ante la cara de asco que pongo al intentar limpiarme la cara con la manga de la chaqueta. Me planteo echarme nieve, pero… está demasiado fría.
Julio le rasca inconscientemente la cabeza a Mylord, el cual parece estar realmente a gusto con el masaje.
-¿Vas a ver a tus padres en Navidad?
-No, no creo que puedan venir- es extraño, pero hay algo en su expresión que no es normal mientras lo dice.
-Vaya… Lo siento. Seguro que a ellos les gustaría verte.
-Claro que sí, es que no creo que puedan- la expresión sigue, no sé lo que es, pero no debería de estar ahí. Me pregunto qué será… puede que… sí, es la sonrisa, pese a todo sigue sonriendo, ¿no le importa no ver a sus padres?
-Bueno, ya sabes. Nos tienes a nosotros.
-Sí, y me alegro de ello- me sonríe de esa manera que no sé lo que tiene, pero me… ¡uff!
-Sí… bueno… eso- noto como me pongo roja mientras me mira- ¿Has hecho la tarea de Navidad?- ‹‹ Gran tema de conversación, Silvia…››
-No, la verdad es que no la he empezado, pero es que no me ha dado mucho tiempo, ya sabes, las clases terminaron ayer…
-¡Oh, sí claro! Por supuesto…- ‹‹ Por favor, un viaje sólo de ida al centro de la tierra…››
-Y tú, ¿Qué te cuentas? ¿Vas a hacer algo especial?
Me repongo como puedo, resulta que acabo de descubrir que si no le miro directamente a los ojos no me causa tanto efecto su mirada.
-Nada, supongo. Y no sé si te has dado cuenta, pero por aquí no suele haber muchas sorpresas.
Noto, y digo noto porque he decidido observar mis zapatos, como sonríe a mi costa. Se da la vuelta y va hacia la taberna, cuando ya está casi en la puerta se gira y me mira. Ahora si lo estoy mirando.
-Puede que las cosas cambien, a lo mejor te llevas una sorpresa- Y de nuevo sonríe dejándome en medio de mi pequeña bola de cristal que de repente no para de dar vueltas.


Continuará...

lunes, 28 de enero de 2008

Vigilándome

Lo sé, he tardado un poco, pero es que no se me ocurría un final... (ni un principio) XD Bueno, aquí os lo dejo, espero que os guste y que esta larga espera haya valido la pena.


Me temo que ni todas las palabras existentes, en el idioma que sean, servirían para describirlo. No era una persona, ni un animal, ni una planta, ni una cosa... no era nada, pero sin embrago allí estaba, observándome. No puedo entender muy bien mis acciones, pero mis manos se mueven con total confianza y tranquilidad, de eso no hay duda. Abro la ventana, en lo que yo considero una locura transitoria, y me asomo hasta quedar a pocos centímetros de La Sombra. Parte de mí espera, no sin cierto pánico, que mi visitante nocturno se abalance en ese mismo momento sobre mí y me castigue por esta estúpida ingenuidad (por no decir algo pero) de la que me parece estoy siendo víctima. La Sombra gruñe y parece amenazarme con esos grandes ojos que no me quitan la vista de encima. Noto como empiezan a sudarme las manos y dejo de ser inmune al miedo que hasta hace poco me paralizaba. Mi mente aterrada, y por fin de nuevo en posición de alerta, empieza a buscar desesperadamente todas las formas posibles para salir de esta situación. La más obvia es sin duda volver a meter la cabeza en casa y cerrar la ventana a cal y canto, sin embargo la teoría es más sencilla que la práctica. La Sombra me tiene prácticamente atrapada en su mirada, no puedo mover un solo músculo, me aterra incluso respirar.
Para mi horror mi brazo, completamente ajeno a las órdenes que le manda mi instinto supervivencia, se estira hasta alcanzar lo que en teoría sería la cabeza de La Sombra. Trago saliva temiéndome lo que pueda llegar a sentir… Pero no toco nada. No hay nada, estoy viendo a La Sombra con mis propios ojos, pero al parecer sólo es eso, una sombra. Por mucho que muevo la mano no llego a notar nada. Retiro el brazo recuperando parte del control sobre mi cuerpo, ahora además de asustada estoy profundamente intrigada sobre el “qué” y el “por qué” de este ser que…
De repente mis pensamientos son cortados, La Sombra se está moviendo y, es algo increíble, parece como si toda la oscuridad que hasta ahora nos rodeaba se estuviese moviendo con ella. Va sumergiéndose en el bosque hasta que desaparece y me quedo sola, ahora más confusa que nunca.

No me doy cuenta de que el tiempo pasa hasta que de repente y sin que llegue a creérmelo, allí está, el Sol sale y yo no me he movido ni un centímetro de la ventana. He pasado la noche de pie mirando al infinito, con lo pensamientos perdidos en algún lugar que no alcanzo a comprender. Al final, y puesto que Papá entra a mi cuarto a despedirse de mí antes de irse a trabajar (se lleva una gran sorpresa al ver cuánto he “madrugado”), no tengo otro remedio que salir de mi estado de... ¿locura?
Me visto casi sonámbula, sin apenas ver lo que me rodea. Me planteo faltar al colegio y decir que estoy enferma, pero no me apetece que me pregunten sobre cómo me siento, porque en este momento la verdad es que ni yo misma lo sé. Creo que sigue haciendo frío, pero en realidad casi no me doy cuenta, tengo muchísimo sueño, y sin embargo sé que no sería capaz de dormir ahora si lo intentase. Llego al colegio sin recordar haber recorrido el camino hasta él, voy, aunque casi se podría decir que me arrastro, hasta mi clase y me tiro, casi literalmente, sobre mi asiento. Al llegar, Julio me saluda y de nuevo me pregunta como estoy, es una suerte que especifique en la pregunta que se refiere a las heridas que me hice en el bosque, porque si no la pregunta habría sido mucho más complicada de responder.
-Bien, Julio, estoy bien...
-Me alegro- me mira algo preocupado, supongo que debo presentar un aspecto bastante lamentable- Si necesitas algo ya sabes...
Le sonrío todo lo amablemente que puede hacerlo alguien en mi estado hasta que se sienta en su pupitre, desde el cual, por suerte, no puede verme la cara. No soy del todo consciente, pero las horas pasan y los profesores nos hablan de cosas que ahora no tienen mucho sentido para mí. Finalmente Andrés toca esa campanada que he estado esperando. Salimos todos (yo un poco más despacio que el resto) y por fin me siento algo más despejada al respirar de nuevo aire puro. Antes de que Julio pueda decir nada lo dejo atrás y me dirijo hacia mi casa, sólo me apetece meterme en la cama y asegurarme a mi misma que todo lo que ha pasado no ha sido más que un mal sueño. En un estado de somnolencia llegó a mi habitación, no hay nadie en casa y así no tengo que dar ninguna explicación sobre el hecho de que me voy chocando con todo. Dejo la mochila en el escritorio sin preocuparme por demasiado por no tirar lasa cosas que hay sobre él. Me tumbo en la cama y por fin después de más de un día me duermo.
Es de noche, eso está claro. Abro los ojos lentamente e intento situarme. Estoy tumbada en la cama, exactamente en la misma posición en la que me había quedado. Debe de ser muy tarde porque no se oye absolutamente nada, me levanto lentamente llevada por la curiosidad, cojo el despertador y, puesto que no veo absolutamente nada, me lo llevo hacia la ventana intentando aprovechar algo de la claridad que me da la Luna. Son las cuatro de la madrugada. Desde luego mis horarios de dormir se están echando a perder. Sigo teniendo sueño y hace demasiado frío fuera de la cama, así que decido volver a acostarme a ver si consigo dormir hasta que amanezca. Me giro de espaldas a la ventana, pero de repente recuerdo algo, algo entre un sueño y una realidad que desearía no haber vivido. Acerco mi cara a la ventana hasta que veo como se forma el vaho, no, no hay nada fuera. Suspiro liberada en parte de un miedo que hasta ahora nunca pensé que llegaría a sentir por nada. Giro de nuevo la cabeza sólo para asegurarme de que no hay nada y... allí entre dos arbustos, apenas visible, allí está, vigilándome.


Continuará...
(Jiji, retiro lo de Julia, fue un efecto óptico XD)

lunes, 14 de enero de 2008

La sombra en la ventana

Tras un "pequeño" periodo de tiempo consigo terminar la con tinuación. (Que por cierto, en mi modesta opinión, es bastante extensa) Espero que os guste:


Las heridas se van curando, y con la ayuda de Julio nadie se da cuenta de lo ocurrido en el bosque. Por una vez el frío me sirve de algo, al ir tan abrigada casi no se me ve. Las manos y la cara quizás un poco más en el colegio, pero con sólo ajustarme un poco más arriba la bufanda disimulo perfectamente la herida de la mandíbula, que es la más visible y que a pesar de que es pequeña duele muchísimo.
Por fin la campana suena (sí, es una campana de verdad, la toca Andrés el conserje, a cada hora) y escapamos de nuestra retención diaria. Una vez en fuera, lejos de las indiscretas miradas de Alicia y compañía, Julio se me acerca.
-¿Cómo estás?-se coloca a mi lado y me mira la herida de la mandíbula, ahora más al descubierto, con preocupación.
-Bien… Igual de bien que estaba hace media hora, cuando me lo preguntaste por última vez, y la anterior y la anterior a esa…-le sonrío para que vea que no estoy enfadada por su… ¿Cómo decirlo? ¿Sobre-preocupación?- Estoy bien, tranquilo.
-Vale…-parece darse cuenta de su actitud e intenta parecer tranquilo y despreocupado. He dicho intenta.
Llegamos a la taberna y dejamos los libros sobre una silla. En seguida Mateo nos trae una merienda que le quitaría la tontería a la sombra del bosque. De repente una idea me inquieta.
-¿Julio, cómo es que has acabado en este pueblo? Creo que ni sale en los mapas.
Contesta rápido, como si hubiese estado esperando la pregunta.
-Mis padres se han tenido que ir ha trabajar a no-sé-donde en una especie de misión, son policías, y no me podían llevar con ellos. No tenían con quien dejarme, un amigo llamó a un amigo que tenia al primo de otro amigo aquí, y la cosa llegó a oídos de Georgina-osease la abuela- y aquí estoy.
Me parece una historia un tanto… liosa, pero creíble, más o menos.
-Vaya, así que policías… Salvar vidas debe de ser muy emocionante.
-Sí… Pero también es peligroso. Ponen su vida en peligro continuamente.
-Supongo, pero sigue pareciéndome emocionante. Seguro que es tremendo.
-No sé que decirte, vida sólo hay una, y no es bueno tomársela a la ligera. La vida es un bien que se puede perder con suma facilidad.
-Vaya…-le sonrío divertida a pesar de lo serio que se ha puesto- no conocía yo ese lado filosófico tuyo.
Julio se da cuenta del tono de voz que ha adoptado-serio y sincero- así que rápidamente, con una cara un tanto asustada en mi opinión, adopta una postura más relajada.
-Simplemente no me parece divertido, salvan vidas, pero pagan un precio muy alto-me sonríe quitándole importancia al asunto- Bueno, ¿comemos o qué?

Los días cada vez me parecen más cortos, así que en apenas terminamos de hacer los deberes en la taberna tengo que irme corriendo a casa para cenar. Papá ya está allí utilizando todas sus dotes culinarias para preparar la cena.
-Hola Silvia, ¿dónde estabas, cariño?-me da un beso en la frente y vuelve a concentrarse en los calderos.
-He estado haciendo la tarea en la taberna, acabo de terminar.
-Ahh… Bien, bien… Oye Silvia, no te acerques al bosque durante un tiempo ¿vale?
-¿Al bosque? ¿Por qué?- «Lo sabe…»
-No, por nada. Es que han visto algo.
Algo. Creo saber a que se refiere.
-¿Qué quieres decir con “algo”?
Se gira hacia mí, parece preocupado y confuso.
-Aún no estamos seguros, pero ha atacado al perro de Mateo, y las marcas no eran…-traga saliva buscando las palabras adecuadas- no eran… de ningún animal.
Mis recuerdos, traicioneros, me hace ver a la sombra del bosque, quieta y asechando en la oscuridad. Un escalofrío me recorre la espalda.
-Claro papá, de todas formas nunca me ha gustado ir. Voy a acostarme, no tengo hambre.
-Buenas noches, cielo.
Me ducho y me acuesto agotada. Me duele la cabeza y siento el cuerpo cansado, sin embargo dudo que consiga dormirme. Si algo ha atacado al perro de Mateo significa que al fin y al cabo no estoy loca, -es una suerte saberlo- pero me preocupa que las marcas no sean de ningún animal, eso… no es posible. ¿Qué otra cosa si no puede atacar a un perro? ¿Una persona? No creo. A lo mejor debería contarle lo que he visto a papá, puede que ayudase… Casi al instante mi mente desecha la idea, no estoy del todo segura, pero juraría que es el miedo el que me impide hablar. Incluso a mí me suena a disparate, pero creo que si yo misma admito ante otros lo que vi, la sombra se hará real. En ese momento recuerdo mi conversación con Julio, ¿es que ahora me toca arriesgar a mí para ayudar a los demás? Y si así es, ¿vale la pena correr el riesgo? Me revuelvo molesta en la cama quedando cara a cara con la ventana. No me lo puedo creer. Un grito muere en mi garganta a la vez que me parece notar como mis ojos se salen de sus órbitas. Un sombra, o casi mejor dicho, la sombra, está al otro lado de la ventana, juraría que me observa aunque casi no puedo distinguir bien su figura, el frío ha hecho que se empañe la ventana. Me levanto de la cama temblando no precisamente a causa del tiempo y aunque mis músculos no ponen mucho de su parte, me deslizo hacia la ventana, aunque lo hago tan lentamente que dudo que nadie hubiese podido darse cuenta de ello. Muerta de miedo como estoy tardo lo mío en llegar hasta mi destino, la sombra se agita intranquila sin llegar a huir. Veo mi reflejo en el vaho, estoy tan pálida que tardo unos segundos en reconocerme, alargo mi mano hacia la ventana casi inconscientemente pero un gruñido me hace volver a la realidad cuando apoyo los dedos en el cristal, ahora si que estoy segura de que la sombra me está mirando. En una decisión de menos de una fracción de segundo arrastro los dedos sobre el cristal haciendo desaparecer el vaho…
Y lo veo.


Continuará...

Sé que es un poco tarde, pero para a quien no se lo halla dicho ¡Feliz año nuevo!
(Julia sé que te lo has leido, ten cuidado con la información que dejas en tu ordenador)