lunes, 20 de octubre de 2008

Amor

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Entre la sombras la encontré, la deseé, busqué su abrazo y lo recibí. Ella era pasión, era diversión, curvas de entretenimiento y el rostro del deseo. De piel morena y ojos oscuros, labios rojos como la sangre y dientes como perlas. La miraba y me regocijaba en su belleza, el deseo me embaucó y le entregué mi vida. Lástima ahora la mía, pues con el corazón roto y los años marchitos, me arrepiento. Me veo atado al sufrimiento, con toda una vida a mis espaldas. Sin nada ya que ganar, muerto en la batalla contra la belleza. Maldigo el día en que le vendí mi alma a ese demonio vestido de mujer, pues no había corazón bajo su pecho. Desengaño fijo el que me esperaba y frustrado me encuentro sin consolación. El día que volví a buscarla, cuando yo la necesitaba y todo lo mío le había ya entregado, me maldijo la arpía con su rechazo, pues ya no había nada de mí que le interesase. Ella no buscaba mi cariño y tarde lo comprendí, pues la mujer puede ser la perdición y el abismo por el que todos caen. Una y otra vez la historia había sucedido, pero, ¿por qué tenía yo que darme por aludido en el dolor? ¿Por qué iba a buscarme a mí la desgracia? Ya nadie está a salvo y es ahora cuando lo comprendo. Ella era mi deseo. Ella era pasión, era diversión, curvas de entretenimiento y el rostro del deseo. Es ahora cuando comprendo que hay algo que ella no era: amor.
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viernes, 17 de octubre de 2008

Huida

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Corres.
Huyes.
Intentas escapar.
¿De qué?De todo, de nada, de todos, de ti…
Corres sin descanso, te alejas de todo lo que pueda hacerte daño; de todo lo que parece amenazarte; de todos los gritos incesantes; de los apuñalamientos; de las traiciones…
Te sientes como un animal herido, eres sólo lo que sobra. Eres el resto de una operación matemática, lo que entorpece la perfección. Eres algo que molesta, algo de lo que todos se acaban alejando. Te sientes como si en el fondo ellos tuviesen razón y tú no hubieses querido darte cuenta. Eres una ficha sobrante, un accesorio innecesario.Querrías desaparecer, dejar de existir. No morir, no más complicaciones, no. Simplemente no haber estado nunca aquí.
Querrías que tu vida haya sido sólo un mal sueño de alguien con un pésimo sentido del humor. Ojalá esa persona despertase y te dejase caer en el olvido tranquilamente. Ojalá no tuvieses que seguir así otro segundo más.Nada te ata a este mundo.
Nada hace que ese peso sea más ligero. Nada ni nadie puede ayudarte. Nada ni nadie quiera hacerlo. Es por tu culpa, por tu falta de encanto, por tu poca personalidad, por lo aburrida que eres… Nadie va a querer estar a tu lado.
No estás a salvo, las sombras van a perseguirte. Es de la oscuridad de lo que escapas, y dime cómo piensas despistarla si la noche ya se cierne sobre ti. ¿Cómo vas a salir de ésta? ¿Cómo vas a salvarte? No, ya no puedes hacer nada… Llora, sufre y amárgate, porque no se te va a ocurrir la manera dejar atrás este infierno. Es tu final…
Pero antes dime: ¿No lo has notado? ¿No has visto esas manos? ¿Esa sombra luminosa que te sigue? ¿Esos ojos que te buscan? ¿Esos pasos que resuenan siempre a tu espalda? ¿Acaso has ignorado lo más importante? ¿No has percibido lo más relevante de todo esto?
Dímelo antes de marcharte: ¿No te has dado cuenta de que estoy aquí para ayudarte?
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domingo, 5 de octubre de 2008

Te espero

Pues cosas que le surgen a una investigando a los administradores del foro y tras haberse leído la historia de Orfeo y Eurídice T.T Espero que les guste ^^ (aunque la mayoría ya lo han leido ¬¬)


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Me tumbo en la hierba, cierro los ojos y te espero. El silencio me inunda y el bosque me acompaña. El viento mueve los árboles y el sonido de las hojas me sirve de nana. Te espero donde siempre, bajo los árboles, a la sombra, tumbada en la hierba. No hay nadie cerca pero no me siento sola, pues te estoy esperando. Es todo verde a mi alrededor, pero no lo veo, tengo los ojos cerrados. Te espero en silencio, tumbada, arrullada por el viento, con el canto de los árboles enredándome el pelo. Vienes a verme a mí, hace mucho que lo espero. Falta ya tan poco que respiro con nerviosismo. Atardece y el bosque va apagando las luces. Yo te espero, te espero tumbada en la hierba, en silencio, con la nana de las hojas, con el movimiento del viento. Ya te echo de menos y es que aún no has llegado... Fantaseo imaginándome tus miradas, pensando en lo que diré, en lo que diremos, pensando ya casi en nada. Juego con el pelo, con el viento, juego con mi nana y con el paso del tiempo. No llegas y me asusto, temo que no llegues que no estemos juntos. Temo el fin de mi todo, el principio de la nada. Quiero verte, necesito que llegues, que me abraces. Te necesito cerca pero no llegas y empiezo a dudar. Entonces, empiezo a perder la esperanza, y pienso en abrir los ojos. Giro sobre mi misma quedando de cara al camino y ahí estás, me miras, te veo. Pero ya es tarde. He abierto los ojos. Los árboles no cantan, ya no hay nana. El viento no me arrulla y vuelvo a estar de pie, frente a la puerta de un parque, frente al cartel. He abierto los ojos y ya no estás. Ya no hay bosque. El parque, un extraño para mí, hoy está cerrado. Parque de Ferrera reza el cartel... quizás venga mañana.


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