viernes, 25 de julio de 2008

Persecución

Hola amigas ^^ (Y Kiryl, creo, pero espero que no esté leyendo ésto porque se supone que él lo sigue en el Foro ¬¬) Aquí os traigo un nuevo trocito ^^ Admito que es corto y que podría haberlo continuado hasta darle un tamaño más decente, pero es que entonces le quitaba toda la tensión xDD Disfrutadla porque no sé si pondré más antes de irme de viaje :P



Me siento encerrado en la oscuridad más profunda. Estoy rodeado de sombras del pasado, cubierto de noches y avasalladlo por los silencios. Estoy atrapado. No veo nada. Pero sé donde estoy. De nuevo encerrado en algún rincón de mi mente comprendo que esa sombra de maldad que me posee de vez en cuando ha vuelto a vencerme una vez más. Me muevo, si es que hay algo que mover, puesto que no tengo cuerpo en este momento, y exploro, como tantas otras veces, mi propio interior. Nada. De nuevo solo. Me preparo para sumirme en el despreocupado y quizás egoísta sueño al que ya me he acostumbrado. Pero en el instante en que pienso que ya nada puede sorprenderme oigo un ruido. Oigo pisadas de alguien que corre y oigo sus resoplidos de desesperación y de miedo. Casi puedo verla huir por entre los árboles, huir de mí. Silvia. Su miedo aumenta y con él la fuerza del que me posee. No puedo hacer nada, sólo mirar como un espectador en medio de una catástrofe, ver como mi amiga es perseguida y cazada por “algo” que ni siquiera yo llego a comprender. Sufro. No quiero ver como la destrozo, como la cazo. No quiero que muera. Pero, ¿qué puedo hacer yo? No soy más que el envoltorio de la maldad, no soy su dueño y no puedo darle órdenes. Sé que pronto la alcanzaré, oigo su corazón acelerarse, oigo su respiración agitada y las ramas partirse a su paso. Siento su dolor, su miedo y desconcierto; y por encima de todo siento el entusiasmo de mi propio ser al saber que pronto caerá.
«No quiero, me niego. Para.» Intento opbligar a mi propio pensamiento a detenerse, y por un momento casi creo notar que reduzco la velocidad de la persecución, sin embargo todo debe de ser una alucinación, porque Silvia cada vez está más cerca «¡Aléjate de ella!» De nuevo mi cuerpo corre y sigue ganando espacio, ya apenas cuatro metros me distancian de mi amiga «¡Aléjate!» Nada, sigo corriendo «¡Obedéceme!» Siento la desesperación invadirme, ya sólo quedan dos metros entre nosotros «¡¡Obedéceme!!» Un metro «¡¡Obedé…!!» La he alcanzado.

«¡¡¡Nooooo!!!»


Continuará...