Lo sé, he tardado un poco, pero es que no se me ocurría un final... (ni un principio) XD Bueno, aquí os lo dejo, espero que os guste y que esta larga espera haya valido la pena.
Me temo que ni todas las palabras existentes, en el idioma que sean, servirían para describirlo. No era una persona, ni un animal, ni una planta, ni una cosa... no era nada, pero sin embrago allí estaba, observándome. No puedo entender muy bien mis acciones, pero mis manos se mueven con total confianza y tranquilidad, de eso no hay duda. Abro la ventana, en lo que yo considero una locura transitoria, y me asomo hasta quedar a pocos centímetros de La Sombra. Parte de mí espera, no sin cierto pánico, que mi visitante nocturno se abalance en ese mismo momento sobre mí y me castigue por esta estúpida ingenuidad (por no decir algo pero) de la que me parece estoy siendo víctima. La Sombra gruñe y parece amenazarme con esos grandes ojos que no me quitan la vista de encima. Noto como empiezan a sudarme las manos y dejo de ser inmune al miedo que hasta hace poco me paralizaba. Mi mente aterrada, y por fin de nuevo en posición de alerta, empieza a buscar desesperadamente todas las formas posibles para salir de esta situación. La más obvia es sin duda volver a meter la cabeza en casa y cerrar la ventana a cal y canto, sin embargo la teoría es más sencilla que la práctica. La Sombra me tiene prácticamente atrapada en su mirada, no puedo mover un solo músculo, me aterra incluso respirar.
Para mi horror mi brazo, completamente ajeno a las órdenes que le manda mi instinto supervivencia, se estira hasta alcanzar lo que en teoría sería la cabeza de La Sombra. Trago saliva temiéndome lo que pueda llegar a sentir… Pero no toco nada. No hay nada, estoy viendo a La Sombra con mis propios ojos, pero al parecer sólo es eso, una sombra. Por mucho que muevo la mano no llego a notar nada. Retiro el brazo recuperando parte del control sobre mi cuerpo, ahora además de asustada estoy profundamente intrigada sobre el “qué” y el “por qué” de este ser que…
De repente mis pensamientos son cortados, La Sombra se está moviendo y, es algo increíble, parece como si toda la oscuridad que hasta ahora nos rodeaba se estuviese moviendo con ella. Va sumergiéndose en el bosque hasta que desaparece y me quedo sola, ahora más confusa que nunca.
No me doy cuenta de que el tiempo pasa hasta que de repente y sin que llegue a creérmelo, allí está, el Sol sale y yo no me he movido ni un centímetro de la ventana. He pasado la noche de pie mirando al infinito, con lo pensamientos perdidos en algún lugar que no alcanzo a comprender. Al final, y puesto que Papá entra a mi cuarto a despedirse de mí antes de irse a trabajar (se lleva una gran sorpresa al ver cuánto he “madrugado”), no tengo otro remedio que salir de mi estado de... ¿locura?
Me visto casi sonámbula, sin apenas ver lo que me rodea. Me planteo faltar al colegio y decir que estoy enferma, pero no me apetece que me pregunten sobre cómo me siento, porque en este momento la verdad es que ni yo misma lo sé. Creo que sigue haciendo frío, pero en realidad casi no me doy cuenta, tengo muchísimo sueño, y sin embargo sé que no sería capaz de dormir ahora si lo intentase. Llego al colegio sin recordar haber recorrido el camino hasta él, voy, aunque casi se podría decir que me arrastro, hasta mi clase y me tiro, casi literalmente, sobre mi asiento. Al llegar, Julio me saluda y de nuevo me pregunta como estoy, es una suerte que especifique en la pregunta que se refiere a las heridas que me hice en el bosque, porque si no la pregunta habría sido mucho más complicada de responder.
-Bien, Julio, estoy bien...
-Me alegro- me mira algo preocupado, supongo que debo presentar un aspecto bastante lamentable- Si necesitas algo ya sabes...
Le sonrío todo lo amablemente que puede hacerlo alguien en mi estado hasta que se sienta en su pupitre, desde el cual, por suerte, no puede verme la cara. No soy del todo consciente, pero las horas pasan y los profesores nos hablan de cosas que ahora no tienen mucho sentido para mí. Finalmente Andrés toca esa campanada que he estado esperando. Salimos todos (yo un poco más despacio que el resto) y por fin me siento algo más despejada al respirar de nuevo aire puro. Antes de que Julio pueda decir nada lo dejo atrás y me dirijo hacia mi casa, sólo me apetece meterme en la cama y asegurarme a mi misma que todo lo que ha pasado no ha sido más que un mal sueño. En un estado de somnolencia llegó a mi habitación, no hay nadie en casa y así no tengo que dar ninguna explicación sobre el hecho de que me voy chocando con todo. Dejo la mochila en el escritorio sin preocuparme por demasiado por no tirar lasa cosas que hay sobre él. Me tumbo en la cama y por fin después de más de un día me duermo.
Es de noche, eso está claro. Abro los ojos lentamente e intento situarme. Estoy tumbada en la cama, exactamente en la misma posición en la que me había quedado. Debe de ser muy tarde porque no se oye absolutamente nada, me levanto lentamente llevada por la curiosidad, cojo el despertador y, puesto que no veo absolutamente nada, me lo llevo hacia la ventana intentando aprovechar algo de la claridad que me da la Luna. Son las cuatro de la madrugada. Desde luego mis horarios de dormir se están echando a perder. Sigo teniendo sueño y hace demasiado frío fuera de la cama, así que decido volver a acostarme a ver si consigo dormir hasta que amanezca. Me giro de espaldas a la ventana, pero de repente recuerdo algo, algo entre un sueño y una realidad que desearía no haber vivido. Acerco mi cara a la ventana hasta que veo como se forma el vaho, no, no hay nada fuera. Suspiro liberada en parte de un miedo que hasta ahora nunca pensé que llegaría a sentir por nada. Giro de nuevo la cabeza sólo para asegurarme de que no hay nada y... allí entre dos arbustos, apenas visible, allí está, vigilándome.
Continuará...
Para mi horror mi brazo, completamente ajeno a las órdenes que le manda mi instinto supervivencia, se estira hasta alcanzar lo que en teoría sería la cabeza de La Sombra. Trago saliva temiéndome lo que pueda llegar a sentir… Pero no toco nada. No hay nada, estoy viendo a La Sombra con mis propios ojos, pero al parecer sólo es eso, una sombra. Por mucho que muevo la mano no llego a notar nada. Retiro el brazo recuperando parte del control sobre mi cuerpo, ahora además de asustada estoy profundamente intrigada sobre el “qué” y el “por qué” de este ser que…
De repente mis pensamientos son cortados, La Sombra se está moviendo y, es algo increíble, parece como si toda la oscuridad que hasta ahora nos rodeaba se estuviese moviendo con ella. Va sumergiéndose en el bosque hasta que desaparece y me quedo sola, ahora más confusa que nunca.
No me doy cuenta de que el tiempo pasa hasta que de repente y sin que llegue a creérmelo, allí está, el Sol sale y yo no me he movido ni un centímetro de la ventana. He pasado la noche de pie mirando al infinito, con lo pensamientos perdidos en algún lugar que no alcanzo a comprender. Al final, y puesto que Papá entra a mi cuarto a despedirse de mí antes de irse a trabajar (se lleva una gran sorpresa al ver cuánto he “madrugado”), no tengo otro remedio que salir de mi estado de... ¿locura?
Me visto casi sonámbula, sin apenas ver lo que me rodea. Me planteo faltar al colegio y decir que estoy enferma, pero no me apetece que me pregunten sobre cómo me siento, porque en este momento la verdad es que ni yo misma lo sé. Creo que sigue haciendo frío, pero en realidad casi no me doy cuenta, tengo muchísimo sueño, y sin embargo sé que no sería capaz de dormir ahora si lo intentase. Llego al colegio sin recordar haber recorrido el camino hasta él, voy, aunque casi se podría decir que me arrastro, hasta mi clase y me tiro, casi literalmente, sobre mi asiento. Al llegar, Julio me saluda y de nuevo me pregunta como estoy, es una suerte que especifique en la pregunta que se refiere a las heridas que me hice en el bosque, porque si no la pregunta habría sido mucho más complicada de responder.
-Bien, Julio, estoy bien...
-Me alegro- me mira algo preocupado, supongo que debo presentar un aspecto bastante lamentable- Si necesitas algo ya sabes...
Le sonrío todo lo amablemente que puede hacerlo alguien en mi estado hasta que se sienta en su pupitre, desde el cual, por suerte, no puede verme la cara. No soy del todo consciente, pero las horas pasan y los profesores nos hablan de cosas que ahora no tienen mucho sentido para mí. Finalmente Andrés toca esa campanada que he estado esperando. Salimos todos (yo un poco más despacio que el resto) y por fin me siento algo más despejada al respirar de nuevo aire puro. Antes de que Julio pueda decir nada lo dejo atrás y me dirijo hacia mi casa, sólo me apetece meterme en la cama y asegurarme a mi misma que todo lo que ha pasado no ha sido más que un mal sueño. En un estado de somnolencia llegó a mi habitación, no hay nadie en casa y así no tengo que dar ninguna explicación sobre el hecho de que me voy chocando con todo. Dejo la mochila en el escritorio sin preocuparme por demasiado por no tirar lasa cosas que hay sobre él. Me tumbo en la cama y por fin después de más de un día me duermo.
Es de noche, eso está claro. Abro los ojos lentamente e intento situarme. Estoy tumbada en la cama, exactamente en la misma posición en la que me había quedado. Debe de ser muy tarde porque no se oye absolutamente nada, me levanto lentamente llevada por la curiosidad, cojo el despertador y, puesto que no veo absolutamente nada, me lo llevo hacia la ventana intentando aprovechar algo de la claridad que me da la Luna. Son las cuatro de la madrugada. Desde luego mis horarios de dormir se están echando a perder. Sigo teniendo sueño y hace demasiado frío fuera de la cama, así que decido volver a acostarme a ver si consigo dormir hasta que amanezca. Me giro de espaldas a la ventana, pero de repente recuerdo algo, algo entre un sueño y una realidad que desearía no haber vivido. Acerco mi cara a la ventana hasta que veo como se forma el vaho, no, no hay nada fuera. Suspiro liberada en parte de un miedo que hasta ahora nunca pensé que llegaría a sentir por nada. Giro de nuevo la cabeza sólo para asegurarme de que no hay nada y... allí entre dos arbustos, apenas visible, allí está, vigilándome.
Continuará...
(Jiji, retiro lo de Julia, fue un efecto óptico XD)