domingo, 25 de noviembre de 2007

Un buen día

Bueno... he tardado pero lo he conseguido, ¡y antes de navidad que ya es mucho decir para mí! Espero que os guste y que haya valido la pena la espera :)


Hoy decididamente va a ser un mal día. Es imposible que ocurra nada bueno cuando hasta el clima parece haberse puesto de acuerdo para arruinarlo. Hace tanto frío que cualquiera pensaría que estamos en invierno en vez de acabando el verano. Por la ventana veo caer la lluvia, la cual en cualquier otra circunstancia me gustaría, pero que en este momento tan sólo me deprime recordándome que en cuanto termine de desayunar tendré que salir a la calle y morir congelada. Papá ya se ha ido a trabajar así que me he quedado sola, y aunque la perspectiva de empezar el curso no es que me atraiga demasiado, me temo que ya no lo puedo retrasar más.
Cojo la mochila (en mi opinión demasiado llena) y salgo a lo que parece ser el fin del mundo. No veo a mucha gente en la calle, así que supongo que habrán sido más inteligentes que yo y habrán decidido quedarse en casa, calentitos, con una manta, durmiendo… ¡Odio el día de hoy!
Para bien o para mal el colegio está bastante cerca y tardo muy poco en llegar hasta la verja que custodia mi templo particular al aburrimiento. A estas alturas ya estoy empapada-llevando paraguas con el viento que hace sólo conseguiría salir volando- así que en cuanto entro en el edificio me sacudo intentando deshacerme de las molestas gotas de agua congelada que parecen haberse acomodado en mi ropa, cosa que no consigo. Tal y como le dije a Julio somos muy pocos en pueblo, y por tanto no es necesario que haya demasiadas clases, yo por ejemplo llevo en la misma desde que entré al colegio. Con el tiempo he acabado por cogerle cariño, desde luego parece ser lo único que cambia en el pueblo, cada curso la adornamos de una manera distinta, y colocamos los pupitres de distintas maneras, el curso pasado estábamos formando un semicírculo alrededor del profesor (no éramos suficientes como para formar un círculo entero).
Aún no ha llegado nadie, así que dejo las cosas junto a mi pupitre (el cual tiene mi nombre escrito en él, literalmente hablando) y salgo de la clase a explorar el terreno. Apenas me encuentro con un par de personas por los pasillos, el Señor García y su esposa Carmen, que se ocupan del colegio y se reparten las clases entre ellos; el conserje, Andrés-poeta en sus ratos libres; y Julio, que acaba de entrar por la puerta. Sigo molesta con él, no me gusta que me juzguen, y menos alguien que apenas me conoce, no tengo ganas de aguantar a alguien que se las da de listo y va por ahí como si lo supiese todo. Hago como si no lo viese y regreso derechita hacia mi clase, ojalá haya llegado alguien. Mis expectativas se ven cumplidas, más o menos, sentado encima de su pupitre está Alex, al cual se le podría clasificar como el “guay” de la clase. Por supuesto y dado que él es “guay” no me saluda, ni hace el menor gesto de verme, apenas un leve gesto con la cabeza. Julio entra poco después en la clase, seguido muy de cerca por Alicia, la otra “guay” y mi antigua compañera de juegos (poco después de que nos saliesen los dientes me cambió por una Barbie) ella se sienta al lado de Alex tal y como era de esperar, y Julio, tras lanzarme una sonrisa burlona, se sienta en el pupitre vacío que hay detrás de mí. Casi al mismo tiempo entra el Señor García.


-Bien chicos… ¡Bienvenidos de nuevo al colegio! Y un nuevo saludo para Julio que se une hoy a nuestras pequeñas filas. Espero que no os hayáis olvidado de escribir ni de sumar en verano porque nos espera un curso movidito-nos sonríe esperando… supongo que unos gritos de alegría que nunca llegaron- En fin, ahora se supone que tendríais clase de matemática-«Yupi…»-pero como es el primer día tenéis la hora libre-ahora sí que hay gritos de alegría-Bueno… Voy a arreglar unos asuntos y ahora vuelvo, no arméis mucho jaleo- cómo si cuatro personas fuesen suficientes como para armar mucho jaleo…

En cuanto sale por la puerta Alicia y Alex se suben a sus pupitres y comienzan a contarse lo súper bien que se lo han pasado cada uno en vacaciones, lo ultra-mega divertidos que fueron sus paseos en yate, y cosas por el estilo.
Siento como se mueve Julio en el asiento de detrás, debe de haber sacado algo de su mochila, seguramente esté escuchando sus estúpidas canciones, puedo notar su mirada en mi nuca. Intento distraerme haciendo algo pero no tardo en darme cuenta de que no hay nada que hacer. El silencio se prolonga un poco más hasta que movida por la curiosidad y el aburrimiento intento girarme un poco, sólo lo suficiente para ver qué está haciendo sin que él se de cuenta. Lo miro de reojo lo más disimuladamente posible, el cuanto mis ojos llegan a su cara se encuentran con sus ojos negros que están fijos en mí. Me giro de inmediato, pero me da tiempo a ver como se le extiende una sonrisa divertida por la cara. Me siento estúpida, noto como me pongo roja y me golpeo la frente haciendo más ruido del que esperaba.. Al subir la cabeza veo a Alicia mirándome de una manera extraña, no, espera… No me está mirando a mí, está mirando a Julio, ¿y qué es eso que parece haber en sus ojos…? ¿Interés? Se levanta dejando a Alex sentado y algo confundido por el hecho de haberse quedado sin público. Alicia avanza hasta en asiento de detrás de mí de forma que puedo oír perfectamente sus palabras:

-Hola creo que no nos han presentado, soy Alicia- puedo percibir como le planta un beso en cada mejilla sin cortarse un pelo, al momento sigue hablando sin notar siquiera las malas vibraciones que le estoy mandando- Sé lo que es ser el nuevo- «¿Tú? ¿Desde cuándo?»-Así que si quieres puedes sentarte con nosotros, aquí apartado estás muy solo- «Hola, ¿qué tal? ¡Yo también estoy aquí sabandija!»- ¿Quieres?

Espero impaciente la respuesta afirmativa de Julio, preparada para enviarlo directamente al agujero negro de mis recuerdos, sin embargo ésta nunca llega.

-Aquí estoy bien gracias- lo dice de manera cordial, pero aún así puedo notar como disfruta al negarse- Por cierto creo que tu amigo te está llamando.

¡Vaya! Creo que eso no nos lo esperábamos ninguno, la ultima vez que alguien rechazó a Alicia fue… creo que nunca habían rechazado a Alicia. Tan rápido como había llegado se fue volviendo a sentarse al lado de Alex que ahora la miraba molesto. Acto seguido vuelve el Señor García y empieza a explicarnos las nuevas normas (que no son pocas) y a recordarnos las de siempre con una voz quizás algo más dura al mirar a Alex.
Con cuidado, intentando que nadie se de cuenta cojo un trocito de papel en el que apenas escribo una línea y se lo paso a Julio:

"¿Amigos?"

Al momento me lo devuelve con una frase casi igual de corta escrita al lado de la mía:

"Estaba esperando a que me lo pidieses"

Sonrío satisfecha ante la respuesta. Puede que después de todo no vaya a ser un día tan horrible.

Continuará...

(Una pregunta: ¿Esto lo está leyendo alguien aparte de Sandra, Ana y Silvia? Se ruega contestación. :P) Besos y hasta dentro de... un tiempillo.