sábado, 6 de diciembre de 2008

Monotonía

***

Creo que me he dado cuenta. Nunca me miraste.
En sólo un segundo creé el plan de nuestra vida juntos, lo que haríamos, de qué hablaríamos, nuestras sonrisas… incluso me aventuré a imaginar tu mirada, tan soñadora como la mía. Creí por unos segundos que te habías dado cuenta de que éramos el uno para el otro. “Un flechazo”, dijo mi lado romántico, “¡Vaya! Cupido finalmente se ha acordado de mí”. No… Ese pequeño dios efímero que nos da tanto como nos quita…. No, él no se ha acordado de mí… ni tú tampoco.
Sí soy esa chica a la que miraste un segundo con una sonrisa en la cara, a la que hechizaste sin quererlo. Soy esa niña tonta que sueña que alguien la quiere. Soy esa ficha olvidada que se queda quieta mientras el resto completa su propio puzle. Soy una historia aburrida, un libro sin trama. Soy esa luz que desprende una vela apagada. Sí, soy una exagerada… O no.
El resto del mundo crea sus vidas, me cuenta sus aventuras, su emoción cada día… Y yo mientras me incrusto la sonrisa pensando que sólo soy el prólogo de mi gran historia, que la novela de mi vida aún está por escribir. Pero no… Nada ocurre nunca en mí.
Pensé por un momento que tú sí me veías, que eras el héroe que me salvaría de la monotonía. Pero me equivoqué, porque tenías tu propia historia. Soy esa idea inconclusa, soy un dibujo a medias. No soy nada, pues nada me ocurre.
¡Quiero vivir! No me gusta ver como los días se van y sigo aquí. Hoy igual que ayer y mañana semejante.
Por favor, mírame aunque sólo sea una vez. Por favor, sólo para que pueda sentir algo nuevo.
Es horrible quedarse atrás.


***